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Isaac Braham - Cuando la piel es un lienzo (El Siglo De Torreón) (2008)
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Cuando la piel es un lienzo
Por: Yohan Uribe Jiménez El Siglo De Torreón/ Torreón, Coah.Tan antiguo como la civilización, el tatuaje sigue estando presente en la sociedad de diferentes maneras. Si antes las motivaciones de las personas para pigmentarse la piel eran religiosas, hoy la moda o la búsqueda de la identidad son más importantes. Pero rayarse el cuerpo puede acarrear algunos problemas, como el contagio de infecciones o ser víctima de discriminación laboral.
En el brazo, la cadera, el pecho, la espalda o inclusive el dedo de un pie,cualquier lugar del cuerpo donde la piel aparezca como un lienzo en blanco,es factible realizarse una marca o dibujo, llamado tatuaje. Desde figurastribales, seres mitológicos, nombres propios o figuras que se desprenden dela imaginación del tatuador, se pueden portar en el cuerpo como una marcade distinción, que perdurará hasta el día de la muerte, o el día que laciencia encuentre alguna técnica económica que borre la tinta de la piel.
Esta práctica se origina con las primeras civilizaciones. Estudios deantropología aseguran que las marcas en la piel vienen desde los primerospobladores del mundo. La espiritualidad y la religión marcaron las
primeras creaciones. Los egipcios empezaron a tatuarse como una forma deagradar a sus dioses.
Otro ejemplo es el de los integrantes de las tribus maoríes de NuevaZelanda, cuyos cuerpos son una completa galería ambulante del tatuaje.Inclusive existen comunidades que acompañaban las tintas en la piel concortadas para darle textura a la figura realizada, un efecto de altorelieve. Sin embargo, hay quienes siguiendo una moda se hacen un tatuaje,del cual posiblemente más tarde se van a arrepentir. Francisco a sus 25años, asegura que si hubiese sabido las consecuencias de su marca, nunca sehubiese rayado la piel. Fue en el “oscuro febrero del 2000”, como él lollama, que alentado por unas copas y las porras de sus amigos se hizo undragón, de más de 32 centímetros de largo, que le cubre toda la parteposterior del brazo, razón por la cual, asegura, ha perdido muchasoportunidades laborales.
En la Comarca Lagunera existen varios estudios donde se realizan tatuajes yperforaciones, los cuales tienen que cumplir, además de las obligacionesfiscales y de razón social, con una serie de normas de sanidad y con lasupervisión de un médico titulado cuya cédula profesional debe estarvisible en cualquier estudio, ya que los objetos punzo-cortantes como losutilizados para las perforaciones, o las agujas
que penetran la piel para depositar la tinta, pueden ser transmisores deinfecciones o enfermedades si
no se manipulan adecuadamente.
Isaac Braham, artista del tatuaje y propietario de “Indeleble Tatoo”, unode los más reconocidos estudios
de tatuajes de La Laguna, dice que el público que acude a su estudio es muyvariado.
Personas desde los 18 hasta los 58 años (no atienden a menores de edad),acuden a su negocio a fin
de adornarse la piel con algún diseño, los más comunes son los tribales,animales mitológicos o algún motivo especial que contenga un significadopara quien ha decidido hacer de su piel un espacio para el arte.
Al estudio de Isaac ha llegado todo tipo de personas, jóvenes, adultos,enamorados, madres que se han dibujado en la espalda una foto de su hijo,alguna pareja que se escribe sus nombres, o un artista al que le han rayadosu propia obra en el cuerpo. Uno de los casos más curiosos es el de unhombre que se tatuó una mosca en sus genitales, un joven de origencanadiense que vive en Torreón.
Isaac lleva más de 6 años tatuando y desde hace 5 tiene su estudio, en elque realiza tatuajes sencillos como un lunar, que hace en 10 minutos ycuesta 300 pesos; un paisaje para toda la espalda, que lleva unas 28 ó 30horas de trabajo, se realiza en varias secciones y puede llegar a costar 7mil pesos; una perforación “arete, piercing, o expansión”, o el delineadode las cejas.
Por lo regular, en temporada alta, atiende al día 3 ó 4 clientes paratatuaje y unos 5 ó 7 para perforaciones. En temporada baja se reduce eltrabajo hasta en un 60 por ciento.
DISCRIMINADOS La sociedad tiene varios estigmas sobre los tatuajes, por lo generalrelacionados con pandillas o sectores delictivos de la sociedad, incluso esalgo que ven propio de personas que estuvieron en una cárcel. Pero estetipo de visiones acerca de cómo los tatuajes son portados, también dejanpor fuera el nivel artístico que pueden llegar a tener algunos dibujos que,puestos en la piel, muchos los consideran “obras de arte”, razón por lacual es frecuente ver exposiciones, convenciones o galerías dedicadas aesta disciplina.
A pesar de lo estipulado en la Constitución de los Estados Unidos Mexicanosy en las leyes federales y de la labor de organismos federales como elConsejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) y, para el casode Coahuila, campañas como la de “Yo no discrimino”, el rechazo hacia laspersonas con tatuajes persiste. En los avisos clasificados donde se ofertaalgún empleo es frecuente encontrar avisos como éste: “se requiereconductor, menor de 30 años, casado y sin tatuajes”. Parece que pigmentarsela piel sigue siendo una práctica mal entendida.
A este tipo de marcas en la piel se le suele relacionar con una prácticadelictiva y no como una actividad artística ancestral que hoy día semantiene vigente. Mario fue víctima de esta situación. Hoy tiene un negociode comida rápida, que lo hace independiente, pero hace tres años tuvo quedemandar a una empresa lagunera porque según él ya había aprobado todos losexámenes necesarios para el empleo que solicitó, y al momento del examenmédico, el doctor reportó que tenía un tatuaje, por esta razón no locontrataron. “Eso se llama discriminación”, comenta Mario ya relajado.
“En Indeleble... siempre le decimos a las personas que se vienen a tatuarque lo piensen, pero casi todos vienen decididos. Para mí la ignorancia dealgunas personas promueve la discriminación, no saben diferenciar untatuaje artístico. En Estados Unidos, por ejemplo, es común ver que elmédico que te consulta tiene todo el brazo rayado, o la mujer que trabajaen una tienda lleva un tatuaje en el cuello. Para llegar a ese punto nosfalta mucho, pero hace falta aplicar la Ley, para que no discriminen por untatuaje”, dice Isaac. Dentro de las consideraciones que una persona puedetener al momento de realizarse un tatuaje, existen algunas que no debenobviarse: el diseño, el lugar donde será expuesto, el tamaño y sobre todolas posibles consecuencias que el tatuaje puede acarrear, ya que borrar untatuaje es posible, pero a muy alto costo. Por eso, en el momento derealizar una marca en la piel es necesario hacer una evaluación antes detomar la decisión.
PARA BORRARLOS Según algunas encuestas, el 60 por ciento de las personas que se hanpigmentado la piel, quisieran borrarse su diseño 3 años después. Hoy en díaes posible, los medicina estética y el resurgimiento del láser hanconseguido que todos puedan eliminarse. Los más difíciles de quitar son losde colores amarillos, rojos y verdes claros, ya que los láseres disponiblesson poco captados por esas tonalidades.
El láser es más eficaz en los tonos oscuros.
La sesión de tratamiento dura unos pocos minutos. Aunque los impactos delláser son molestos, la escasa duración no lo convierte en un tratamientodesagradable. Se realiza con anestesia local en sesiones mensuales,eliminar un tatuaje normal puede llegar a costar hasta 8 mil pesos, o 4 milunas letras si son pequeñas. Ahora que parece no ser “para toda la vida”este arte en la piel, quizá desde algunos sectores
de la sociedad empiece a mirarse con otros ojos.
Sus obras transitan por las calles de la ciudad; algunas visibles mientrasotras permanecen ocultas debajo de las prendas de los hombres y mujeres quehan acudido a él para “rayarse”. “El Killer” como le llaman, hasta elmomento no ha experimentado la sensación que despierta el utilizar su pielcomo un lienzo.
Su nombre es César, tiene 29 años, de los cuales diez los ha dedicado aestampar sus obras en la piel de quien desea recordar algo a alguien parasiempre.
“Muchas personas tienen la creencia de que con eso se nace y otras que seaprende, yo desde que tengo uso de razón dibujo”, dice emocionado alinterior de su local ubicado sobre la avenida Matamoros en el corazón delMarcado Alianza.
Para “El Killer”, las personas que deciden tatuarse “es porque les gustahacerlo, es algo muy personal”. Aunque su piel luce como un lienzo nuevo,comenta que en ocasiones el deseo de dibujar para siempre una de sus obrasaparece, asegura que así como llega se va. “No es tanto el deseo”.
La sensación que despierta la aguja salir una y otra vez dejando a su pasouna línea de tinta hasta formar figuras de animales comunes hasta seresmíticos, la desconoce, pero la ha experimentado a través de los comentariosque sus clientes le expresan.
“Lo sé por lo que se me dicen las personas, cada uno siente diferente,algunos me dicen que arden, otros dicen que como si se quemara la piel,mientras otros más me dicen que sienten cosquillas, y algunos de planodicen que no sienten nada”, cuenta César mientras se dirige a su cuarto detrabajo.
Pintado de color morado y decorado con fotografías retocadas a su gusto demujeres comunes transformadas en mujeres góticas, es como se encuentra ellugar, en donde “El Killer” da rienda suelta a su imaginación y sus manoscomienzan a desarrollar grandes obras de arte.
Cualquier zona del cuerpo, desde la más común como lo son los brazos o laespalda, hasta lo más extraño, como lo serían las partes más íntimas decada persona, son utilizadas por el artista, a petición de sus clientes,como lienzos dispuestos a soportar un par de horas de dolor a cambio decontar con una de sus obras. “El Killer”, sentado en un viejo sillón,cuenta que su primer tatuaje, le fue realizado a un viejo
amigo, quien pese a saber de su inexperiencia, se aventuró a ser “suconejillo de indias”.
“Recuerdo que estaba algo nervioso, él sabía que yo no sabía, pero insistióa que me enseñara con él, la verdad no me gustó como quedó, porque laverdad él me decía como lo hiciera aunque él no se dedicara a tatuar”,cuenta César “El Killer”.
Ahora dice, “uno se vuelve exigente y quiere cada vez más, siempre uno estátratando de innovar y hacerlo cada vez mejor”, comenta sonriente mientrasarregla su pelo largo y ondulado.
Más que un negocio, “El Killer” asegura que esta profesión ya se haconvertido en su estilo de vida. “Si algo le gusta a alguien y le dejapoco, no importa”, dice tranquilamente. Sin embargo, cuenta que esta nuevaforma de vida, ha sido buena.
Sobre los costos, entre risas el tatuador dice “esa es una informaciónconfidencial... no, no es verdad, todo depende del tamaño del dibujo, puespuede variar desde los 100 hasta los 500 pesos”, explica el joven vestidode color negro. Cuenta que recientemente, pasó trabajando sobre un diseñoen la espalda de un amigo, por más de ocho horas, trabajo que regularmentedebe de realizarse por sesiones, comenta. “Llegó y me dijo que le hicierael paro, acepté pero antes le cuestioné si era capaz de resistir
el dolor y pues respondió que sí”, cuenta aún sorprendido.
Deseoso de continuar su arte recorriendo la ciudad, “El Killer” estaráesperando en el interior de su establecimiento llamado “Kaos”, ubicadosobre la Matamoros entre Múzquiz y Ramos Arizpe, a quienes deseenaventurarse a sufrir unos minutos a cambio de unas de sus obras de arte
en la piel. (Por Guadalupe Miranda)
En el brazo, la cadera, el pecho, la espalda o inclusive el dedo de un pie,cualquier lugar del cuerpo donde la piel aparezca como un lienzo en blanco,es factible realizarse una marca o dibujo, llamado tatuaje. Desde figurastribales, seres mitológicos, nombres propios o figuras que se desprenden dela imaginación del tatuador, se pueden portar en el cuerpo como una marcade distinción, que perdurará hasta el día de la muerte, o el día que laciencia encuentre alguna técnica económica que borre la tinta de la piel.
Esta práctica se origina con las primeras civilizaciones. Estudios deantropología aseguran que las marcas en la piel vienen desde los primerospobladores del mundo. La espiritualidad y la religión marcaron las
primeras creaciones. Los egipcios empezaron a tatuarse como una forma deagradar a sus dioses.
Otro ejemplo es el de los integrantes de las tribus maoríes de NuevaZelanda, cuyos cuerpos son una completa galería ambulante del tatuaje.Inclusive existen comunidades que acompañaban las tintas en la piel concortadas para darle textura a la figura realizada, un efecto de altorelieve. Sin embargo, hay quienes siguiendo una moda se hacen un tatuaje,del cual posiblemente más tarde se van a arrepentir. Francisco a sus 25años, asegura que si hubiese sabido las consecuencias de su marca, nunca sehubiese rayado la piel. Fue en el “oscuro febrero del 2000”, como él lollama, que alentado por unas copas y las porras de sus amigos se hizo undragón, de más de 32 centímetros de largo, que le cubre toda la parteposterior del brazo, razón por la cual, asegura, ha perdido muchasoportunidades laborales.
En la Comarca Lagunera existen varios estudios donde se realizan tatuajes yperforaciones, los cuales tienen que cumplir, además de las obligacionesfiscales y de razón social, con una serie de normas de sanidad y con lasupervisión de un médico titulado cuya cédula profesional debe estarvisible en cualquier estudio, ya que los objetos punzo-cortantes como losutilizados para las perforaciones, o las agujas
que penetran la piel para depositar la tinta, pueden ser transmisores deinfecciones o enfermedades si
no se manipulan adecuadamente.
Isaac Braham, artista del tatuaje y propietario de “Indeleble Tatoo”, unode los más reconocidos estudios
de tatuajes de La Laguna, dice que el público que acude a su estudio es muyvariado.
Personas desde los 18 hasta los 58 años (no atienden a menores de edad),acuden a su negocio a fin
de adornarse la piel con algún diseño, los más comunes son los tribales,animales mitológicos o algún motivo especial que contenga un significadopara quien ha decidido hacer de su piel un espacio para el arte.
Al estudio de Isaac ha llegado todo tipo de personas, jóvenes, adultos,enamorados, madres que se han dibujado en la espalda una foto de su hijo,alguna pareja que se escribe sus nombres, o un artista al que le han rayadosu propia obra en el cuerpo. Uno de los casos más curiosos es el de unhombre que se tatuó una mosca en sus genitales, un joven de origencanadiense que vive en Torreón.
Isaac lleva más de 6 años tatuando y desde hace 5 tiene su estudio, en elque realiza tatuajes sencillos como un lunar, que hace en 10 minutos ycuesta 300 pesos; un paisaje para toda la espalda, que lleva unas 28 ó 30horas de trabajo, se realiza en varias secciones y puede llegar a costar 7mil pesos; una perforación “arete, piercing, o expansión”, o el delineadode las cejas.
Por lo regular, en temporada alta, atiende al día 3 ó 4 clientes paratatuaje y unos 5 ó 7 para perforaciones. En temporada baja se reduce eltrabajo hasta en un 60 por ciento.
DISCRIMINADOS La sociedad tiene varios estigmas sobre los tatuajes, por lo generalrelacionados con pandillas o sectores delictivos de la sociedad, incluso esalgo que ven propio de personas que estuvieron en una cárcel. Pero estetipo de visiones acerca de cómo los tatuajes son portados, también dejanpor fuera el nivel artístico que pueden llegar a tener algunos dibujos que,puestos en la piel, muchos los consideran “obras de arte”, razón por lacual es frecuente ver exposiciones, convenciones o galerías dedicadas aesta disciplina.
A pesar de lo estipulado en la Constitución de los Estados Unidos Mexicanosy en las leyes federales y de la labor de organismos federales como elConsejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) y, para el casode Coahuila, campañas como la de “Yo no discrimino”, el rechazo hacia laspersonas con tatuajes persiste. En los avisos clasificados donde se ofertaalgún empleo es frecuente encontrar avisos como éste: “se requiereconductor, menor de 30 años, casado y sin tatuajes”. Parece que pigmentarsela piel sigue siendo una práctica mal entendida.
A este tipo de marcas en la piel se le suele relacionar con una prácticadelictiva y no como una actividad artística ancestral que hoy día semantiene vigente. Mario fue víctima de esta situación. Hoy tiene un negociode comida rápida, que lo hace independiente, pero hace tres años tuvo quedemandar a una empresa lagunera porque según él ya había aprobado todos losexámenes necesarios para el empleo que solicitó, y al momento del examenmédico, el doctor reportó que tenía un tatuaje, por esta razón no locontrataron. “Eso se llama discriminación”, comenta Mario ya relajado.
“En Indeleble... siempre le decimos a las personas que se vienen a tatuarque lo piensen, pero casi todos vienen decididos. Para mí la ignorancia dealgunas personas promueve la discriminación, no saben diferenciar untatuaje artístico. En Estados Unidos, por ejemplo, es común ver que elmédico que te consulta tiene todo el brazo rayado, o la mujer que trabajaen una tienda lleva un tatuaje en el cuello. Para llegar a ese punto nosfalta mucho, pero hace falta aplicar la Ley, para que no discriminen por untatuaje”, dice Isaac. Dentro de las consideraciones que una persona puedetener al momento de realizarse un tatuaje, existen algunas que no debenobviarse: el diseño, el lugar donde será expuesto, el tamaño y sobre todolas posibles consecuencias que el tatuaje puede acarrear, ya que borrar untatuaje es posible, pero a muy alto costo. Por eso, en el momento derealizar una marca en la piel es necesario hacer una evaluación antes detomar la decisión.
PARA BORRARLOS Según algunas encuestas, el 60 por ciento de las personas que se hanpigmentado la piel, quisieran borrarse su diseño 3 años después. Hoy en díaes posible, los medicina estética y el resurgimiento del láser hanconseguido que todos puedan eliminarse. Los más difíciles de quitar son losde colores amarillos, rojos y verdes claros, ya que los láseres disponiblesson poco captados por esas tonalidades.
El láser es más eficaz en los tonos oscuros.
La sesión de tratamiento dura unos pocos minutos. Aunque los impactos delláser son molestos, la escasa duración no lo convierte en un tratamientodesagradable. Se realiza con anestesia local en sesiones mensuales,eliminar un tatuaje normal puede llegar a costar hasta 8 mil pesos, o 4 milunas letras si son pequeñas. Ahora que parece no ser “para toda la vida”este arte en la piel, quizá desde algunos sectores
de la sociedad empiece a mirarse con otros ojos.
Sus obras transitan por las calles de la ciudad; algunas visibles mientrasotras permanecen ocultas debajo de las prendas de los hombres y mujeres quehan acudido a él para “rayarse”. “El Killer” como le llaman, hasta elmomento no ha experimentado la sensación que despierta el utilizar su pielcomo un lienzo.
Su nombre es César, tiene 29 años, de los cuales diez los ha dedicado aestampar sus obras en la piel de quien desea recordar algo a alguien parasiempre.
“Muchas personas tienen la creencia de que con eso se nace y otras que seaprende, yo desde que tengo uso de razón dibujo”, dice emocionado alinterior de su local ubicado sobre la avenida Matamoros en el corazón delMarcado Alianza.
Para “El Killer”, las personas que deciden tatuarse “es porque les gustahacerlo, es algo muy personal”. Aunque su piel luce como un lienzo nuevo,comenta que en ocasiones el deseo de dibujar para siempre una de sus obrasaparece, asegura que así como llega se va. “No es tanto el deseo”.
La sensación que despierta la aguja salir una y otra vez dejando a su pasouna línea de tinta hasta formar figuras de animales comunes hasta seresmíticos, la desconoce, pero la ha experimentado a través de los comentariosque sus clientes le expresan.
“Lo sé por lo que se me dicen las personas, cada uno siente diferente,algunos me dicen que arden, otros dicen que como si se quemara la piel,mientras otros más me dicen que sienten cosquillas, y algunos de planodicen que no sienten nada”, cuenta César mientras se dirige a su cuarto detrabajo.
Pintado de color morado y decorado con fotografías retocadas a su gusto demujeres comunes transformadas en mujeres góticas, es como se encuentra ellugar, en donde “El Killer” da rienda suelta a su imaginación y sus manoscomienzan a desarrollar grandes obras de arte.
Cualquier zona del cuerpo, desde la más común como lo son los brazos o laespalda, hasta lo más extraño, como lo serían las partes más íntimas decada persona, son utilizadas por el artista, a petición de sus clientes,como lienzos dispuestos a soportar un par de horas de dolor a cambio decontar con una de sus obras. “El Killer”, sentado en un viejo sillón,cuenta que su primer tatuaje, le fue realizado a un viejo
amigo, quien pese a saber de su inexperiencia, se aventuró a ser “suconejillo de indias”.
“Recuerdo que estaba algo nervioso, él sabía que yo no sabía, pero insistióa que me enseñara con él, la verdad no me gustó como quedó, porque laverdad él me decía como lo hiciera aunque él no se dedicara a tatuar”,cuenta César “El Killer”.
Ahora dice, “uno se vuelve exigente y quiere cada vez más, siempre uno estátratando de innovar y hacerlo cada vez mejor”, comenta sonriente mientrasarregla su pelo largo y ondulado.
Más que un negocio, “El Killer” asegura que esta profesión ya se haconvertido en su estilo de vida. “Si algo le gusta a alguien y le dejapoco, no importa”, dice tranquilamente. Sin embargo, cuenta que esta nuevaforma de vida, ha sido buena.
Sobre los costos, entre risas el tatuador dice “esa es una informaciónconfidencial... no, no es verdad, todo depende del tamaño del dibujo, puespuede variar desde los 100 hasta los 500 pesos”, explica el joven vestidode color negro. Cuenta que recientemente, pasó trabajando sobre un diseñoen la espalda de un amigo, por más de ocho horas, trabajo que regularmentedebe de realizarse por sesiones, comenta. “Llegó y me dijo que le hicierael paro, acepté pero antes le cuestioné si era capaz de resistir
el dolor y pues respondió que sí”, cuenta aún sorprendido.
Deseoso de continuar su arte recorriendo la ciudad, “El Killer” estaráesperando en el interior de su establecimiento llamado “Kaos”, ubicadosobre la Matamoros entre Múzquiz y Ramos Arizpe, a quienes deseenaventurarse a sufrir unos minutos a cambio de unas de sus obras de arte
en la piel. (Por Guadalupe Miranda)
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